En este número 12 de Instantes y Azares. Escrituras Nietzscheanas se hacen patentes las múltiples voces del otro que, presentes-ausentes en toda supuesta mismidad, pugnan por salir y hacerse anónimas, a pesar de los intentos de apropiación del yo (que siempre tiene su “novela”, su historia “propia” para contar). “Voces del otro” que remiten también a “otras formas de vida”, un término que aparece una y otra vez en los trabajos de este número.
En la sección de artículos nietzscheanos, Sánchez Meca replantea la idea del Übermensch nietzscheano (a la que dedicara su libro de 1989, En torno al superhombre: Nietzsche y la crisis de la modernidad), partiendo de la idea de la importancia del conocimiento y de la experiencia del nihilismo, a los efectos de pensar otro modo de vida que supere dicho nihilismo. Por su parte, Sabino indica el lugar del arte como impulsor de la vida en el Nacimiento de la tragedia, para mostrar en la máscara del dios Dionysos ciertos aspectos del pensamiento del Nietzsche maduro. Mutchinick dedica su trabajo al tema del “tipo de hombre” que podría dar cuenta de la “superación de la moral”, interpretando que ésta supone la destitución de la moral consciente como guía privilegiada del comportamiento.
La sección postnietzscheanos se inicia con la traducción del texto de Derrida, “Psyché. Invenciones del otro”, primero de los artículos del libro homónimo cuya versión al español publicará La cebra durante 2014. El texto finaliza con la frase “El otro llama para venir, y no arriba más que en muchas voces”, y en lo que sigue de la sección se hacen pregnantes esas muchas voces (derridianas, deleuzianas) desde escrituras diversas.
Bustos Gajardo realiza un análisis del texto derrideano Glas, dedicado a la problemática del resto y a asumir la herencia hegeliana como legado monstruoso (que nunca puede totalizarse, a pesar de que lo intente). De herencias también habla Potel, y de hacer patente en una escritura autobiográfica que lo que menos importa, en una herencia, es el yo –con su nombre propio– que quiere apropiarse del legado (a pesar, nuevamente, de que lo intente).
Por su parte, Antonelli hace evidente esa voz postnietzscheana que es la de Deleuze, desarrollando la idea de la invención de un nuevo modo de existencia frente al nihilismo, que analiza en tres momentos diferentes de su obra.
El Dossier “La impronta nietzscheana en el debate filosófico contemporáneo en torno a la biopolítica” Parte IV, recoge trabajos del Proyecto de Investigación Plurianual, PIP-CONICET 2056 “La impronta nietzscheana en el debate filosófico contemporáneo en torno a la biopolítica” que dirijo, con la codirección de María Luisa Pfeiffer, en el Instituto de Filosofía “Alejandro Korn” de nuestra Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, y del Proyecto UBACYT F 046, 2013-2016, “Las nociones nietzscheanas de vida y de animalidad: su incidencia en los debates biopolíticos contemporáneos. II. La vida sacrificada”, que se desarrolla en el mismo ámbito.
Candiloro, Cozzarin, Guille y Chun atraviesan la problemática de la biopolítica desde Heidegger (en una lectura del Parménides); desde Derrida y el problema del alma de las marionetas; desde Esposito y una crítica a ciertos aspectos del concepto de tanatología, y desde Dussel, pensado entre Lévinas y Derrida.
La sección Estudios Críticos recoge un trabajo de Paula Fleisner en torno al “abandono” del proyecto Homo Sacer por parte de Agamben. Con Opus Dei la pobreza franciscana y la vida monástica aparecen como punto de fuga que Fleisner critica desde la imagen misma de la tapa del libro, el fresco de Giotto que representa a San Francisco predicando a los pájaros, y que ella interpreta como “parodia” de aquello que el libro presenta en sus páginas como forma de vida. Nuevamente, el tema de los otros (en este caso, los otros animales), anunciando, de alguna manera, nuestro próximo número especial, que estará dedicado al tema de los animales, esas otras formas de vida.