Blanchot sostuvo que es imposible escaparnos o superar el nihilismo debido a que, hasta el momento, no hemos entrado por completo en él. Este ensayo explora la relación entre el nihilismo y su escritura, que resulta determinada por esta aserción desde dos perspectivas: en primer lugar, aquella de sus detractores, para quienes su escritura está por completo gobernada por el nihilismo; luego, desde el punto de vista de la relación original que se establece en su pensamiento (de forma temprana, ya en los años 40) entre el lenguaje de la literatura y la experiencia de la muerte de Dios –de donde emerge el nihilismo. Habiendo atravesado su propia experiencia personal de la muerte de Dios por fuera de la filosofía, a través de la escritura narrativa de ficción entre 1930 y 1948, Blanchot halla en los Holzwege de Heidegger una original tentativa de abrir el lenguaje filosófico al desafío que el nihilismo le plantea a la filosofía. Esta es la clave de la crítica sistemática de la posición de Heidegger, enfocada en la noción de obra de arte, y por medio de la cual utiliza la lectura heideggeriana de Nietzsche y del Superhombre contra el propio Heidegger, al identificar en el proceso del eterno retorno un movimiento dual que, durante los años 60, conducirá al abandono de la noción de nihilismo en favor de la categoría de escritura fragmentaria, la cual requiere un desplazamiento y dislocación radicales del sujeto racional, y abre el pensamiento a una relación ‘entre’ el sí mismo y el otro.
Palabras clave: muerte de Dios / nihilismo / Heidegger / Nietzsche