Si las preguntas acerca de la mujer, las mujeres, el género, o incluso la diferencia sexual fueron el centro del trabajo deconstructivo de Jacques Derrida, es porque constituyen un escollo en la reflexión sobre la tradición, y por lo tanto en la tradición misma. Sin oponer un adentro de “la biblioteca” a un afuera del mundo que sean heterogéneos, separados, la deconstrucción del modelo falogocéntrico a partir de textos importantes de la tradición es una reflexión sobre el mundo y la vida. Al constatar que la tradición se construyó y se elaboró en parte sobre una exclusión de las mujeres y del femenino, y al deconstruir esta historia, Derrida abre un espacio propicio al advenimiento del otro, de la otra-mujer. Al recurrir a la voz del otro, emprende el quizás de una reorientación del discurso, de la historia y de su tradición. Leer Mas