En este artículo se intenta una lectura pausada de las primeras líneas con las que Nietzsche inicia el prólogo de 1886 al primer volumen de Humano demasiado humano. Desde un punto de vista formal estas líneas permiten constatar la presencia de un rasgo protuberante de la escritura de Nietzsche: su estilo performativo. Nietzsche mismo hace aquello de lo que habla. Por otra parte, estas líneas plantean la pregunta por la imagen inicial que el autor proyecta de sí y de su potencial lector cautivo en este decisivo primer encuentro entre sí. Este último debe plantearse acuciosamente algunas incisivas preguntas acerca de su propio carácter, v. gr. ¿es él un verdadero espíritu libre? Leer Mas